LA DISCIPLINA EN LA IGLESIA – DEVOCIONAL

La disciplina en la iglesia es un tema importante que se aborda en varias partes de la Biblia. En Mateo 18:15-17, Jesús enseña a sus discípulos sobre la disciplina en la iglesia: «Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano».
La disciplina en la iglesia tiene como objetivo ayudar a los miembros que viven en pecado a arrepentirse y volver al camino correcto. Si alguien en la iglesia vive en pecado y se niega a arrepentirse, la iglesia debe tomar medidas para restaurar a esa persona a una vida de obediencia a Dios.
Sin embargo, la disciplina en la iglesia debe ser llevada a cabo con amor y compasión, y no con una actitud de juicio o condena. En Gálatas 6:1-2, se nos dice: «Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo».
Es importante que la disciplina en la iglesia sea llevada a cabo por líderes piadosos y sabios que estén guiados por el Espíritu Santo y la Palabra de Dios. La disciplina debe tener como objetivo la restauración y no la exclusión permanente de la persona de la comunidad de creyentes.
La disciplina en la iglesia tiene como objetivo ayudar a los miembros que viven en pecado a arrepentirse y volver al camino correcto. La disciplina debe ser llevada a cabo con amor y compasión, y guiada por el Espíritu Santo y la Palabra de Dios. Como miembros de la iglesia, debemos estar dispuestos a recibir disciplina cuando sea necesario y a apoyar a aquellos que están siendo disciplinados para su restauración.