DON DE «INTERCESIÓN» – DEVOCIONAL

Hoy quiero hablar contigo acerca del don de intercesión, un don especial que Dios da a algunas personas para orar con fervor y persistencia por los demás.
La intercesión es una forma de oración que se enfoca en pedir a Dios por las necesidades de los demás, intercediendo en su favor ante Dios. En Romanos 8:26-27, «Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos». El apóstol Pablo habla del Espíritu Santo que intercede por nosotros con gemidos indecibles, y en 1 Timoteo 2:1, «Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres» se nos anima a hacer oraciones e intercesiones por todos los hombres.
El don de intercesión es un llamado especial de Dios a orar por los demás de manera persistente y comprometida. Las personas con este don tienen una capacidad única para sentir el dolor y las necesidades de los demás, y un gran deseo de verlos bendecidos y transformados por el poder de Dios.
Este don es una gran responsabilidad y requiere un compromiso constante con la oración y la comunión con Dios. Pero a través de la intercesión, Dios puede obrar milagros en las vidas de las personas y en las situaciones más difíciles.
En Efesios 6:18, «orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos» se nos anima a orar en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y a velar en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos. La intercesión es una forma poderosa de participar en la obra de Dios en la vida de los demás y en el mundo entero.
En conclusión, el don de intercesión es un llamado especial de Dios para orar por los demás con fervor y perseverancia. Si tienes este don, no lo desprecies ni lo subestimes. Busca la guía del Espíritu Santo y dedica tiempo diario a la oración intercesora. Que el Señor te conceda la gracia y la sabiduría para interceder por los demás, y que veas el poder de Dios obrando en sus vidas.
Amén.