Hoy quiero compartir contigo acerca del don de contribución, un don especial que Dios da a algunas personas para ser generosos con sus recursos y bendiciones, y para apoyar el trabajo de la iglesia y las necesidades de los demás.

En Romanos 12:8, el apóstol Pablo escribió: «El que contribuye, hágalo con sencillez; el que preside, con diligencia; el que muestra misericordia, con alegría».

El don de contribución no se trata solo de dar dinero, sino de ser generoso con todo lo que tenemos, ya sea tiempo, talentos, habilidades o recursos financieros. Es una actitud de dar con alegría y generosidad, sabiendo que todo lo que tenemos viene de Dios y que podemos usarlo para bendición de los demás.

La persona que tiene el don de contribución no solo da de manera aislada, sino que busca maneras de ser un apoyo constante para la obra de Dios y las necesidades de los demás. Pueden ser líderes financieros en la iglesia, patrocinadores de misiones o ministerios, o simplemente dar de manera discreta y regular para ayudar a las personas en necesidad.

Es importante recordar que la contribución es una oportunidad para honrar a Dios y bendecir a los demás. En 2 Corintios 9:7, el apóstol Pablo escribió: «Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría».

Al ser generosos con nuestros recursos y bendiciones, estamos reflejando el amor y la bondad de Dios a los demás, y ayudando a construir Su reino aquí en la Tierra. Que el Señor nos conceda la gracia de usar nuestro don de contribución con sabiduría y generosidad, para Su gloria y el bien de los demás.

Amén.