Hoy quiero hablar contigo acerca del don de celibato, un don especial que Dios da a algunas personas para vivir una vida de soltería y dedicación completa a Él.

En 1 Corintios 7, el apóstol Pablo habla acerca del matrimonio y del celibato. Él dice que el matrimonio es un don de Dios para aquellos que lo desean y pueden manejarlo de manera adecuada, pero que el celibato es también un don valioso para aquellos que lo reciben de Dios.

El don de celibato no es una carga, sino una bendición. Las personas que tienen este don tienen la capacidad de dedicarse por completo al servicio de Dios y a Su obra, sin las distracciones y responsabilidades que vienen con el matrimonio y la familia. El celibato también puede proporcionar una mayor libertad para servir a Dios en lugares y situaciones donde un matrimonio sería difícil.

Jesús mismo habló del celibato como un don especial en Mateo 19:12, cuando dijo: «Porque hay eunucos que nacieron así de madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba».

El don de celibato no es para todos, pero aquellos que lo reciben son llamados a vivir en pureza y santidad, y a confiar plenamente en Dios para suplir sus necesidades emocionales y físicas. El celibato no es una vida solitaria, sino una vida llena de amor, servicio y dedicación a Dios.

En conclusión, el don de celibato es un don especial que Dios da a algunas personas para vivir una vida de soltería y dedicación completa a Él. Si tienes este don, no te desanimes ni te sientas solo/a. Confía en Dios y busca maneras de servirle con todo tu corazón y con toda tu vida. Que el Señor te conceda la gracia y la fuerza para vivir en pureza y santidad, y para ser un testigo fiel de Su amor y gracia en el mundo.

Amén.