La Iglesia

LA IGLESIA EN LA ETERNIDAD – DEVOCIONAL

En Apocalipsis 21:1-4, leemos: «Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron».

Este pasaje nos habla del destino final de la iglesia en la presencia de Dios. La iglesia es descrita como la nueva Jerusalén, la morada de Dios con los hombres. En este lugar, Dios vivirá con su pueblo y ellos serán su pueblo. Dios enjugará toda lágrima de sus ojos y no habrá más dolor ni sufrimiento.

Esta visión nos da esperanza y nos anima a vivir nuestra vida cristiana con un propósito y una perspectiva eterna. Debemos vivir nuestras vidas en la luz de la eternidad, buscando siempre la voluntad de Dios y compartiendo su amor con los demás. Como dice 1 Pedro 1:3-4: «Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros».

La iglesia tiene un destino final en la presencia de Dios, donde no habrá más dolor ni sufrimiento. Debemos vivir nuestras vidas en la luz de la eternidad, buscando siempre la voluntad de Dios y compartiendo su amor con los demás. Que Dios nos ayude a mantener nuestra mirada puesta en el futuro que él tiene preparado para nosotros en su presencia.

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