EL AMOR DE DIOS: UN REGALO INMERECIDO A TRAVÉS DE JESUCRISTO «1 JUAN 4:10» – DEVOCIONAL

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
1 Juan 4:10
El amor de Dios no es algo que podamos merecer o ganar por nuestras propias acciones. Es un regalo gratuito que nos es dado a través de Jesucristo, quien vino al mundo para morir en la cruz y pagar el precio de nuestros pecados. Como dice el versículo, Dios envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados, lo que significa que Jesús tomó nuestro lugar y llevó la carga de nuestras transgresiones.
El amor de Dios es verdaderamente asombroso y profundo. Es un amor que va más allá de lo que podemos comprender o explicar. Este amor se extiende a todas las personas, sin importar su origen, su historia o sus acciones. Dios nos ama incondicionalmente, no porque lo merezcamos, sino porque ese es su carácter y su naturaleza.
Como cristianos, debemos reflexionar sobre el amor de Dios y tratar de imitarlo en nuestras vidas. Debemos amar a los demás como Dios nos ha amado a nosotros, sin condiciones ni expectativas. Debemos buscar oportunidades para mostrar el amor de Dios a aquellos que nos rodean, incluso a aquellos que nos han hecho daño o nos han tratado mal.
La Biblia nos dice que «el amor no se alegra de la injusticia, sino que se alegra con la verdad» (1 Corintios 13:6). Esto significa que si queremos mostrar el amor de Dios a los demás, debemos buscar la verdad y la justicia en todas las áreas de nuestra vida. Debemos ser honestos y éticos en nuestras acciones y palabras, y buscar la reconciliación y la paz en nuestras relaciones.
Este versículo nos recuerda el amor incondicional de Dios hacia nosotros y nos llama a amar a los demás de la misma manera. Que este versículo sea una fuente de inspiración y motivación para vivir nuestras vidas en el amor de Dios y compartir ese amor con aquellos que nos rodean.